miércoles, octubre 12

Entrevista a Jorge Arrate, El Mostrador

Candidato a senador por la IV Región, Jorge Arrate: 'Después de las elecciones el PS debe abrir diálogo con el PC' por Susana Jaramillo
El ex ministro del Trabajo y de Educación califica de positiva su campaña parlamentaria en la circunscripción de Coquimbo y La Serena. No obstante, condena que la postulante de la UDI, Evelyn Mathei, tenga un comportamiento agresivo a la hora de discutir temas de fondo. Y en la política grande llama a acumular más fuerzas en la Concertación para ''aislar y reducir a la derecha''. Hace unos pocos días, el candidato a senador por la Cuarta Región, el socialista, Jorge Arrate, fue proclamado en La Serena, en un acto en el cual participó no sólo el presidente de su partido, Ricardo Núñez, sino también el jefe de la campaña parlamentaria del PPD, Jorge Schaulsohn. Según Arrate, esto demuestra una vez más que el conflicto de la Sexta Región entre ambos partidos está sólo concentrado allí y que en el resto del país el bloque progresista está actuando de manera unitaria. También hace una positiva evaluación de su campaña; sin embargo, critica la actitud que ha sostenido durante estos días la candidata a senadora de la UDI, Evelyn Matthei. A su parecer las “artimañas” que está utilizando la parlamentaria díscola en la campaña demuestran que la derecha está complicada, porque en estas elecciones no puede tener un buen resultado y es posible que la Concertación logre doblar en cuatro circunscripciones. En cuanto a la posibilidad de crear un Partido Por el Progreso, para el ex ministro del Trabajo no es el momento de discutir esta materia. No obstante, se muestra plenamente partidario de que el PS –después de las elecciones de este 11 de diciembre- inicie un diálogo con los comunistas y las fuerzas que integran el Pacto Juntos Podemos Más.
-¿Cuál es la evaluación que hace de su campaña parlamentaria hasta el momento?
-Yo tengo una evaluación muy positiva. Estoy trabajando directamente con los candidatos a diputados Marcelo Díaz, Adriana Muñoz y Francisco Encina. En cuanto a mi relación con el compañero de lista, el candidato de la Democracia Cristiana, Jorge Pizarro, mi campaña está centrada en que la Concertación gane los dos senadores en esta región, de modo que se trata de sumar votos para doblar a la derecha, ya que, gracias al sistema binominal que dejó Pinochet, la UDI y RN se parapetan en un tercio de los votos y así pueden lograr más representación. Entonces, aquí se dan todas las condiciones para que podamos duplicar a la derecha, y que, en definitiva, en la Cuarta Región no sólo haya un senador demócrata cristiano sino que también uno de izquierda, como en el pasado siempre fue.
-¿Cómo ha sido la relación con la candidata a senadora de la UDI, Evelyn Matthei?
-Estamos en estos días en un polémica bastante fuerte con esta señora sobre temas de fondo, que trato de mantener con altura; sin embargo, con ella parece que no es fácil y además hubo una grave denuncia formulada por dirigentes de la campaña de Michelle Bachelet, señalando que hay activistas de Matthei que le aseguran a los habitantes de Choapa que esta militante de la UDI es partidaria de la abanderada oficialista con el objeto de engañarlos y así conseguir su voto. Si esto es efectivo a mí me parece muy serio y espero que la señora Matthei se encargue de aclarar públicamente esta situación.
-¿La derecha estaría demostrando con este tipo de estrategia que está muy complicada en la Cuarta Región?
-Yo creo que la derecha está muy complicada en todo Chile. Aquí se está dando un cuadro en que la Concertación tiene una gran opción de doblar en las regiones Duodécima, Octava, Santiago Poniente y en la Cuarta. Si nosotros logramos sacar dos senadores en cuatro regiones vamos a lograr tener en el Senado el quórum necesario para derrotar el sistema binominal y las leyes electorales que dejó vigente la dictadura de Pinochet y que no han podido derogarse.
-¿Si llega al Senado cuáles serán sus propuestas como legislador?
-Las voy a anunciar en breve porque tengo un diálogo muy intenso con los especialistas y organizaciones sociales de la zona. Entonces de aquí a un par de semanas yo voy a fijar prioridades en mi eventual función legislativa. Voy a señalar un cierto número de compromisos nacionales y regionales que voy a asumir.
”El PS debe iniciar un diálogo con la izquierda extraparlamentaria”
-¿Cómo se recomponen las relaciones al interior de la Concertación, después de estas elecciones, porque mucho se ha hablado de formar un Partido Por el Progreso?
-Yo creo que no es el momento de discutir esos temas, aunque tengo un criterio general sobre esta materia. Para hacer las modificaciones en orden a que el país se transforme en un Chile más justo y más democrático necesitamos más fuerza de la que acumula la Concertación. Yo soy partidario que el oficialismo se abra a un diálogo positivo, constructivo con los sectores de izquierda que están fuera del Parlamento y comience a construir una relación política que permita en el futuro enfrentar los desafíos electorales y nacionales, por lo menos con ciertas bases comunes. Ese es mi criterio general. Repito: yo estoy porque acumulemos fuerza para aislar y reducir a la derecha.
-¿Usted cree que es factible integrar a los comunistas no sólo a través de un pacto electoral sino que con proyectos e ideas asumidas en conjunto?
-Yo no veo por qué razón la Concertación no ha sido capaz de establecer diálogos con el Partido Comunista y con las fuerzas que agrupa el Juntos Podemos para buscar puntos de coincidencias. Se trata de fuerzas democráticas que respetan estrictamente las disposiciones legales vigentes y que de manera absolutamente injustas han sido excluidas del Congreso durante 15 años. Es un deber moral tanto nuestro, de los socialistas, como de la línea progresista de toda la Concertación, establecer un diálogo con estos sectores, aunque esto no signifique necesariamente concordar pero si buscar los puntos comunes para ir construyendo formas de colaboración que permitan en Chile unir a todos los sectores populares contra la derecha.
-¿Ese diálogo debería instalarse desde el próximo año, cuando llegue un eventual cuatro gobierno de la Concertación?
-Esto debió haberse hecho hace mucho tiempo y ante eso no me explico por qué para estas elecciones no se concretó un acuerdo electoral. Yo he sido partidario desde siempre de esto y lo seguiré siendo. De modo que tan pronto los partidos terminen sus tareas electorales, hay que plantearse este tema y abrirse los canales de diálogos, ya que esto no compromete a nada, no significa concesiones sino que abrir las puertas para compromisos que sean de valor para el país.
-¿Y esto debe hacerse en el marco de un Partido Por el Progreso?
-Eso no lo he pensado. Soy socialista hace 42 años y pienso desde mi partido, y es de allí donde yo planteo mis propuestas y mantengo un diálogo político intenso.

martes, octubre 11

Modernización constitucional, por Francisco Zúñiga

El horizonte que hoy asumimos, cerrada en lo formal la transición política con esta reforma constitucional, es la asunción futura de una nueva Constitución de origen democrático o una reforma de “segunda generación”.
El sistema social y económico que la Constitución consagra y que es herencia perdurable de la refundación autoritaria del capitalismo en Chile, se mantienen en gran medida porque se han aceptado reglas de una economía de mercado en que las diferencias son de matices, matices que resultan importantes las más de las veces, especialmente cuando entran en tensión la subsidiariedad y la solidaridad como principios rectores de la ingerencia estatal en la economía y la sociedad civil. Por ello, la mirada o aproximación de futuro a la reforma constitucional invita a una apertura del techo ideológico de la Constitución y a un enriquecimiento de ésta por el aporte de un constitucionalismo democrático y social, que se aquilata en los valores y principios de la solidaridad y de un Estado social (...) Estos valores, principios y nuevos derechos constitucionales se erigen en verdaderas directrices de los poderes públicos para desarrollar una actividad promocional y prestacional, que concilie libertad civil y política con igualdad material.
Con todo, el consenso necesario en torno a las reformas políticas fue posible gracias a que el principal “cuello de botella” (sistema electoral, en particular el binominalismo en las elecciones parlamentarias), en la reforma fue trasladado al dominio del legislador orgánico, pero con un quórum calificado para esta legislación (...) reincidiendo en esta modalidad de amarres institucionales, probablemente inspirado en una razón de realismo político, que no hace sino postergar sine die el debate acerca de la fórmula electoral adecuada para conciliar gobernabilidad y participación.
Este debate en torno al sistema electoral público y la fórmula electoral en materia de comicios parlamentarios debe ser un tema de debate público, que dé cuenta de los déficit del binominalismo, no sólo derivados de su origen autoritario en cuanto a “amarre o enclave”, sino de las distorsiones que genera en la participación ciudadana (variables demográfica y geográfica) de sobre o subrepresentación, forzando la competencia bipolar (al no lograr el bipartidismo) de alianzas o pactos, y trasladando al interior de las alianzas o pactos la competencia político-electoral con exclusión de las minorías. Todo ello redunda en un deterioro de la calidad de la política, envejecimiento del padrón electoral y un empate político, que genera la imposibilidad de un debate público y democrático de los grandes temas que se resuelva institucionalmente.
El saldo pendiente de la reforma constitucional antes reseñado son temas que constituyen un acerbo valioso para una teoría de un constitucionalismo democrático y social y para la cultura jurídica y política, a lo que sumamos los temas de futuro. Con ello, aspiramos a contribuir a superar una cierta deuda en cuanto aporte a la cultura jurídica del constitucionalismo democrático y social, del cual somos en gran parte responsables. En efecto, históricamente el progresismo, en particular, adolece de una cierta “anorexia” en el campo de la cultura jurídica.
A temas como el reconocimiento de pueblos indígenas, cultura, lengua y tradiciones, recepción de la cláusula de estado social y democrático de derecho, nuevos mecanismos de participación directa de la ciudadanía como el referéndum, iniciativa y revocatoria, instauración de un consejo económico y social, creador de un defensor del pueblo o del ciudadano para una mejor protección de los derechos humanos en particular frente a la administración y empresas de servicios públicos y mejor tutela de derechos mediante una cláusula antidiscriminación y un amparo constitucional extraordinario ante el Tribunal Constitucional, se suman otros temas de futuro, verdaderas ideas fuerza, que deben ser propias de la teoría-praxis del constitucionalismo democrático y social.
En la nueva justicia constitucional es uno de los contenidos sustantivos de la reforma. Es sabido que el Tribunal Constitucional es el guardián de la Constitución es un estado de derecho, por lo que su integración debe gozar de la mayor legitimidad democrática indirecta posible y sus miembros de la mayor calificación profesional. Por ello, la reforma recompone el tribunal (...) Los miembros del tribunal conservan su estatuto asegurándose su régimen de prohibiciones, en razón del crecimiento notable de su competencia. Ésta última es reforzada en el campo del control abstracto, preventivo, facultativo o preceptivo de las normas (los tratados internacionales, los proyectos de ley, los reglamentos de ejecución y autónomos) y ampliada al control de constitucionalidad de autos acordados de tribunales superiores de justicia, tribunal calificador de elecciones, heterocomposición de “contiendas de competencia” o conflictos de jurisdicción entre autoridades políticas o administrativas y tribunales de justicia que no corresponden al Senado y también a la acción de inaplicabilidad y cuestión de inconstitucionalidad.
Una muy especial mención requiere el nuevo control concreto, represivo, facultativo vía acción de inaplicabilidad, y el eventual control vía cuestión de inconstitucionalidad, de oficio o vía acción pública. En el primer caso, la sentencia estimatoria tiene efecto personal inter pares y su contenido es inconstitucionalidad - inaplicación, y en el segundo tiene efecto personal erga ommes y su contenido es inconstitucionalidad - anulación. Es decir, el control concreto es una tremenda herramienta de examen de constitucionalidad y depuración de normas, que concentra y monopoliza el contencioso constitucional en el TC, poniendo fin a la posibilidad de un sistema difuso de control o el empleo de la casación como herramienta (...).
Cabe destacar que en la aproximación o mirada de futuro, inspirada en una teoría - praxis de constitucionalismo democrático o social, nos debemos hacer cargo de una cierta “insularidad” que aqueja a nuestro derecho constitucional en particular y a nuestra cultura jurídica en general, sobre los temas de integración y globalización y que cristalizan en una Constitución y una cultura jurídica anticuada. Por ejemplo, nuestro Tribunal Constitucional declaró en 2003 inconstitucional ciertas disposiciones del Estatuto de Roma sobre la Corte Penal Internacional, fundado en que dicho tratado establecía una delegación de potestades soberanas, que se opone a la unidad o indivisibilidad de la soberanía del Estado, lo que trasunta, amén de razones doctrinarias, una mirada anticuada o decimonónica acerca del valor de los derechos humanos en el mundo de hoy. Ello hace necesaria una nueva mirada desde la Constitución a la globalización, que no sólo concierne a la lex mercatoria sino a la protección internacional y supranacional de los derechos humanos. Esta nueva mirada debe cristalizar en las reformas de “segunda generación” para hacer posible una efectiva globalización.
El horizonte que hoy asumimos, cerrada en lo formal la transición política con esta reforma constitucional, es la asunción futura de una nueva Constitución de origen democrático o una reforma de “segunda generación”, que incorpore entre otros los aportes de la teoría - praxis del constitucionalismo democrático y social, que mire al perfeccionamiento de la república democrática, la conformación de un Estado regional y la organización de un estado de derecho y nuevos derechos, asumiendo en la edificación del orden político estatal como decisión básica, la fórmula del estado social y democrático de derecho.
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Síntesis de “Chile 21 reflexiona al Chile del XXI, Tomo II. Desarrollo Democrático”.
(Ediciones Chile 21)